El CO2 es uno de los contaminantes más extendidos de nuestra atmósfera. Reducir sus emisiones es un asunto urgente… que los gobiernos siguen sin tomarse muy en serio. Pero la comunidad científica tiene noticias al respecto: un método que convierte el dióxido de carbono en alcohol.

Científicos del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Estados Unidos, han desarrollado nuevo un proceso electroquímico que emplea diminutas espinas de carbono para convertir el CO2 en etanol, el principal ingrediente de las bebidas alcohólicas —que también se utiliza como combustible. Los detalles del proceso han sido publicados por la revista ChemistrySelect.

 Para conseguir transformar el problemático gas de efecto invernadero en combustible, los químicos incrustaron partículas de cobre en las nano-espinas de carbono, creando un catalizador. De acuerdo con el autor principal del estudio, Adam Rondinone, el hallazgo fue un feliz accidente.   “Descubrimos un poco por casualidad que este material funcionaba. Estábamos tratando de estudiar el primer paso de una reacción cuando nos dimos cuenta de que el catalizador hacía toda la reacción por sí mismo”.

Este catalizador hecho de carbono, cobre y nitrógeno solo necesita una ayuda de 1,2 voltios para convertir el CO2 disuelto en agua en etanol. Se trata de una reacción química complicada, que esencialmente invierte el proceso de combustión, pero el equipo de investigadores de Oak Ridge se encontró con una incontestable tasa de conversión del 63%.

Los resultados son una sorpresa. Este tipo de reacciones electroquímicas normalmente da lugar a una mezcla de varios productos distintos, como el metano, el etileno y el monóxido de carbono. El catalizador de Oak Ridge no solo es más eficiente, sino que evita el uso de metales raros (que son caros) y puede funcionar a temperatura ambiente. Rondinone y su equipo creen que no tardaremos en encontrarle aplicaciones a nivel industrial.