Grafeno: El futuro de la nanotecnología

A diario se hacen descubrimientos científicos de toda clase. Todos ellos, en mayor o menor medida, tienen su importancia, pero dependiendo de su campo de aplicación algunos no llegan ni siquiera a nuestros oídos y otros, en cambio, cambian nuestra forma de vida dando lugar a una tecnología de uso cotidiano.

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En campos de investigación como el de nuevos materiales, el paso de la ciencia a la tecnología es muy rápido. Por eso, en muy poco tiempo el uso de un material determinado puede pasar de parecer un ejercicio de ciencia ficción extremadamente caro a un material de uso cotidiano presente en cualquier hogar.

Por ejemplo, en poco tiempo, las pantallas planas de cristal líquido pasaron de tener un precio imposible a estar en la mayoría de nuestras casas. Una de las tendencias tecnológicas más estudiadas en los últimos años  es la de reducir la dimensión de los nuevos materiales que se fabrican, de forma que siendo cada vez más pequeños  sean cada vez más potentes.

En esta carrera hacia la miniaturización el límite lo marca el átomo.  Es cierto que  el electrón y el núcleo atómico son partículas más pequeñas, pero no pueden utilizarse para crear estructuras tecnológicas. Siendo así, el átomo se convierte en el elemento más pequeño que puede utilizarse en la creación de materiales de dimensiones manométricas.

Cuando se reduce el tamaño, cambian completamente las propiedades del material, presentando comportamientos anómalos, no peores, sino distintos. Desde hace más de 30 años se sabe cómo fabricar materiales de un solo átomo de espesor, pero esas capas tan finas eran difícilmente manejables y se degradaban muy fácilmente.

Y aquí es donde el grafeno marca la línea de una nueva era en materia de nanotecnología. El grafeno es un material que tiene el espesor de una sola capa atómica de carbono y que debido a su reducida dimensionalidad, presenta unas propiedades electrónicas únicas.

Tras mucho tiempo estudiándolo se ha conseguido aislar y se han podido medir esas propiedades, lo que valió el premio Nobel a los investigadores A. Geim y K. Novoselov. Lo extraordinario de este material es su extensa lista de “méritos”: es casi transparente, es inerte, es el más fino, el más fuerte, es muy buen conductor eléctrico y térmico, y el hidrógeno, el más pequeño de los gases, no puede atravesarlo.

Aunque, por todo esto,  cabría pensar que se trata de  un material de difícil fabricación, lo cierto es que, sin ir más lejos, cuando dibujamos una línea con un simple lápiz dejamos infinidad de láminas de grafeno en el papel. Dadas sus características y todo lo que se podría lograr con él, el grafeno es hoy en día  uno de los principales objetos de estudio en laboratorios de todo el mundo.

Ya se han hecho muchos avances, IBM ha creado un prometedor chip de grafeno orientado a la telefonía móvil. Pero, todavía queda un largo camino por recorrer en los laboratorios de investigación para convertir este material en la base  de la nanotecnología.

Así, hará falta algún tiempo para que en nuestra vida diaria encontremos objetos que incorporen esta tecnología, pero cuando esto ocurra, se habrá dado un paso adelante en muchos y muy diversos campos: super-baterías, cables de alta velocidad, cámaras fotográficas ultrasensibles, biosensores más sensibles y específicos para el diagnóstico precoz de enfermedades u ordenadores más rápidos y potentes, serán, entre otras muchas cosas, los avances que nos traerá este extraordinario material.

Fuente: http://tecnolejia.com/grafeno-el-futuro-de-la-nanotecnologia/